Sábado, 09 de Setiembre 2017
Uno de los sismos más poderosos jamás registrados en México y un huracán asestaron un golpe doble al país, matando al menos a 63 personas mientras los trabajadores de emergencias trataban de responder a las dos crisis nacionales.
El temblor de 8,1, registrado poco antes de la medianoche del jueves en el Pacífico ante la costa sur del país, derribó cientos de edificios en varios estados y dejó 61 muertos. La localidad más afectada fue Juchitán, en Oaxaca, donde murieron 36 personas y un tercio de las casas se derrumbaron o quedaron inhabitables, según dijo el presidente de México, Enrique Peña Nieto, en una entrevista el viernes por la noche con la cadena Televisa.
En el centro de Juchitán, los restos de muros de ladrillos y tejas de barro llenaban las calles mientras las familias arrastraban colchones a las veredas para pasar su segunda noche de angustia al aire libre. Algunos acababan de quedarse sin hogar, mientras que otros temían que nuevas réplicas pudieran derruir sus agrietadas casas de adobe.
“Todos estamos colapsados, tanto nuestras viviendas como nuestras personas”, dijo Rosa Elba Ortiz Santiago, de 43 años, sentada con su hijo adolescente y más de una docena de vecinos que habían juntado varias sillas. “Acostumbrados estamos a los temblores, pero no a esta magnitud”.
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