Hoy nos deja uno de los más grandes referentes de la literatura universal, el peruano que supo conquistar el mundo con sus palabras: Mario Vargas Llosa, quien falleció a los 89 años en Lima. La noticia fue confirmada por su hijo Álvaro Vargas Llosa, quien expresó: “Su partida entristecerá a sus parientes, a sus amigos y a sus lectores alrededor del mundo, pero esperamos que encuentren consuelo, como nosotros, en el hecho de que gozó de una vida larga, múltiple y fructífera.”
Tuve el privilegio de conocerlo personalmente gracias al presidente Fernando Belaunde Terry, durante la campaña presidencial de 1990, cuando Vargas Llosa postuló por el Frente Democrático (FREDEMO). Aquel encuentro fue más que un saludo: fue el descubrimiento de un hombre apasionado por su país, firme en sus ideas, defensor incansable de la libertad y la democracia. Ese momento quedó grabado en mi memoria para siempre.
Nacido en Arequipa el 28 de marzo de 1936, Mario Vargas Llosa deja un legado literario inmenso, con obras fundamentales como La ciudad y los perros, Conversación en La Catedral, La guerra del fin del mundo y La fiesta del Chivo. En 2010 recibió el Premio Nobel de Literatura por su “cartografía de las estructuras del poder y aceradas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo”.
En 2023 se convirtió en el primer autor de lengua española en ingresar a la Academia Francesa, confirmando que su obra no conocía fronteras. Ese mismo año publicó su última novela, Le dedico mi silencio, una carta de amor al Perú, a su música y a la esperanza de una nación reconciliada.
Acompaño con el corazón a su familia en este momento de profundo dolor. Me quedo con su voz, su obra y ese recuerdo personal que atesoro con gratitud. Que descanse en paz, maestro. Su legado será eterno.
Aurelio “Lito” Espinoza Pantoja.
